26 de mayo de 2009

La pregunta



Fue sólo una pregunta pero la decisión ya estaba tomada, aún así esperé algunos segundos para estar segura de mi respuesta… no hubo mucho qué pensar pues habíamos estado coqueteando con la idea de estar juntas por siempre desde el principio. Para cuando me diste esa pequeña insinuación, el si ya bailaba frente a mi.

Fue más rápido de lo que pensaba, de lo que había planeado, pero fue necesario. Trataba de ir a pasitos pequeñitos tímidos y temerosos mientras me empujabas y jalabas con tus prisas y tus ansias. Al inicio desee ir lento para conocerte mejor, “construir una base sólida para una relación estable” y todas esas cosas que se dicen… pero supe que tanta paciencia mía terminaría por desilusionarte.

No lo lamento, leerte pedirme ser tu novia ha sido de lo más hermoso que he leído; y luego oírte pedírmelo de nuevo, y en cada ocasión decir si, por supuesto que si, claro que si. No hay otra respuesta porque no hay otra cosa que desee más que estar contigo, siempre contigo, sintiéndote mía tanto como me siento tuya.

7 de mayo de 2009

Memorias



¿Te había contado que mi mente acostumbra olvidar de todo?


Ahora me toca revivir nuestro pasado, concentrarme en detalles que había dejado a un lado para enfocarme en ti y sólo en ti. Ahora tenía que analizarme a mi misma y descubrir las razones por las que hice o dije muchas cosas… y no fue fácil.


No lo fue porque al mismo tiempo me enfrentaba a mis miedos. Ya había aceptado la posibilidad de que sintieras una atracción verdadera por mi pero no entendía porqué, no entendía qué habías visto en mi y para aumentarlo todo estaba mi desconfianza.


Desde pequeña aprendí a no esperar nada de nadie, ni siquiera que la gente mantuviera sus promesas, no me permití confiar en nadie y ahora tenía que tomar una decisión: Tomar tus palabras sin conocerte y confiar en ellas como verdaderas dejando de tener miedo o terminar con todo esto.


…y confié.


Confié a ciegas, aún con dudas pero esperando irlas resolviendo.


¿Porqué abrió un blog?, ¿porqué no me ha dicho nada?, ¿porqué sigue siendo cariñosa?… porqué, porqué, porqué… y mi mente no se callaba.


¿Porqué yo?…


¿Porqué no?…


Y lo único que sobrevivió fue el deseo de sentir este cariño fluir y convertirse en amor, sentir este placer de conocerte y descubrirte y sentir que todo esto era posible… perfectamente posible…


tu y yo…


juntas.

30 de abril de 2009

La creación

Sentí que te perdía. Sentí que dejabas de ser mía. No entendía que sucedía ese fin de semana. Era como si todo hubiera acabado, como si ya no hubiera más. Las dos estábamos secas, lejanas, frías. ¿Por qué? ¿Qué pasaba?

Yo no pensaba dejarte ir. Entonces lo recordé... Lo habíamos platicado hacía algunas semanas: crear un blog donde subir nuestras fantasías, esas cosas que no podíamos gritar al aire libremente ni hablar por teléfono con la tranquilidad de no ser espiadas. Esas cosas que sólo se podían transmitir por aquí.

Cuando menos me di cuenta ya tenía la página abierta y la estaba diseñando. Decidí colocarle la mejor cantidad de cosas posibles por sino te gustaba, por si decías que no. Y vino lo más difícil: ¿cuáles debían ser mis primeras palabras?

Como siempre, busqué primero una imagen que me inspirara y luego me puse a escribir: una, dos, tres cosas. No salía mucho. Aún tenía miedo, aún sentía que te irías.

Te solté la noticia de pronto con la esperanza de que la idea te gustara, de que eso nos volviera a acercar. Pero seguías triste, apartada de mí...

¿Qué fue lo que nos volvió a unir? No lo sé. Pero el blog ya estaba creado.

25 de abril de 2009

Así iniciamos con nuestros recuerdos



Tras una invitación ya estábamos escribiendo lo que pensamos y sentimos en verdad, incluso lo que por miedo negamos o escondimos. No fue difícil al principio pero los recuerdos se fueron llenando de un temor espeso que me hacía volver a pensar, el resultado no trajo mas que satisfacciones; ha sido hermoso leerte, conocer el lado oculto de nuestras conversaciones, entrar en tu mente y sentir un verdadero placer de conocerte.

Me sentí aceptada y así mismo acepté que me amabas, me sentí completa, esperanzada y ansiosa por iniciar nuestro camino. Los planes fueron naciendo naturalmente, con tanta lógica como si ya hubiera estado establecido y sólo faltaba que nosotras diéramos el paso.

Era cuestión de tiempo para darme cuenta que tu reúnes todo lo que busco e incluso hay mucho más. Me puse en tus manos y te necesité, tus palabras me sedujeron y me enamoraron, me elevaron al cielo y te convertiste en lo más precioso para mi.

Ahora sólo nos resta esperar hasta que el día en que por fin el espacio ceda y estemos juntas, por siempre juntas.

16 de abril de 2009

Sueño...




Voy deslizando mis labios por tu cuerpo amando cada poro que recubre tu alma. Paladeando tu sabor conforme tu pecho sube y baja precipitadamente.




Mi mano se cuela entre los pliegues de tu blusa, acariciando tus senos con suavidad y violencia. Me deshago del estorbo de los botones, de la incomodidad de la ropa que te reprime, de ese brassiere que te aprisiona. Y tus senos quedan al aire, llamándome, impulsándome a besarlos, lamerlos, morderlos hasta que tus pezones se endurezcan y gimas. Mis dedos bajan a tu falda, buscando la manera desesperada de quitarla de en medio mientras la exitación nos consume. Por fin libres de telas puedo subir y bajar por tu cuerpo al compás de una danza pasional donde lo único que importa es llevarte al Edén. Mi mano se detiene a la altura de tu muslo y va subiendo hasta detenerse en ese sitio que te provoca placer. Y te acaricio mientras nuestros labios se encuentran, mientras tu cuerpo se agita, mientras tu corazón se acelera. Te excito, aumento la velocidad, me entrelazo entre tus piernas, te susurro justo lo que deseas oír y...




... ah ...




Tu cuerpo yace sobre las sábanas húmedas, suave, terso, aún agitado.


Mis dedos continuan recorriendo tu pecho con ternura. Una simple caricia para hacerte saber que estoy aquí.




Tus ojos se van cerrando, muertos por el agotamiento físico.


Me acerco para besarte de nuevo.


Exhalas un último suspiro.




Estás dormida.


14 de abril de 2009

y ahora...


Increíble... maravillosamente increíble.

Tras todo ese miedo vino el alivio desde tus palabras aceptándome y aún queriéndome.

Sin nada más por esconder, estuve lista para quererte... para permitirme aceptar lo que me habías estado diciendo.

Soy una terca, una desconfiada y una tonta... y así me quieres.

Aún quedaban pequeños vestigios del miedo en forma de pena, tras tantos años en los que no se me permitió mostrar cariño ahora resultaba incómodo verme a mi misma diciendo ciertas cosas; quizá aún más inseguridad inexplorada, pero sabía que poco a poco llegaríamos a un punto en el que ambas pudiéramos vivir lo que sentimos.

9 de abril de 2009

Inicio

Suave brisa de verano, eso eres para mí. Una suave brisa que entra en mi alma cuando me sentía asfixiar por el calor infernal del mundo. Eres aire que me regresa a la vida, que me hace sentir que puedo continuar, que no todo está acabado.

Entras por mis pulmones, clavándote en mi corazón, anidando en mi pecho. Como no amarte cuando eres lo más preciado que me han dado en esta vida. Te siento recorrer cada parte de mi cuerpo, como si estuvieras mezclada en mi sangre, en mi ser.

Y me inspiras, me llenas de ti, de tus deseo, de tu optimismo. Quiero seguir adelante, quiero estar por siempre contigo. Adiós a los miedos, a las dudas, a las críticas sociales. Sé que mi futuro está a tu lado, y ahora que quieres compartirlo conmigo no te dejaré ir.

Es hora de que empecemos nuestro camino juntas.

5 de abril de 2009

Cuando el juego terminó


Un rato en silencio, un rato y luego se alargó. Vi cómo te alejabas poco a poco, como todo se colocaba de tal manera que nunca teníamos tiempo para nosotras, ya no habían conversaciones para conocernos, ya las palabras se iban limitando a pequeños resúmenes y ya las ideas se iban enfriando.

Trato de recordar y sólo hay confusión... y malos consejos. Hice lo que cualquier tonta parecida a mi hace, me alejé para dejarte respirar convencida de no ser la indicada para ti; quizá la edad, las experiencias o solamente la personalidad. Te vi como un pájaro al que podría enjaular... Te vi como alguien que va descubriendo lo que tan desesperadamente quise advertir al principio, quizá ya te habías dado cuenta de lo tonta y aburrida que soy, quizá ya decepcionada habías decidido que yo no soy la que imaginaste, la que te atrajo en un principio.

Pero para mi empezaba a ser tarde, tu seducción me atrapó. Me conquistaste con las más dulces palabras, me llamaste tu musa y me hiciste desearte mientras sentía que te me ibas... y quise más, te desee y desee ser el centro de tu universo, tener toda tu atención y todas tus palabras, las que se me iban yendo.

No es justo que a una persona tan rota como yo se le trate así, no a ciegas... y yo ya no pude más. Tuve que desnudarme ante ti aún cuando eso me hacía vulnerable, tenías que ver mis miedos aunque con eso te alejara y perdiera. Tenía que enfrentar aquello que tanto ocultaba con respuestas vagas, creía que podía manejarlo, que iría lento pero no fue así, si ibas a quererme sería con los ojos abiertos, aunque en la apuesta final perdiera.

Fue un día muy doloroso, pero pensé que era mejor así, antes de que también quedaras atrapada, antes de que nuestros planes fueran cada vez más reales; incluso mi cobardía retrasó el momento pero estuve segura que había sido mejor así. Tenía cientos de excusas para ello y ninguna coherente pero todas listas para usarse como dardos a ver si alguna atinaba al blanco.

No hubiera podido culparte si decidieras dejar de quererme, si huyeras de mi sintiéndote decepcionada o asqueada; no hubiera podido culparte porque entre nosotras la que mentía era yo. Deseaba pensar que había algo que rescatar de las cenizas que quedaban pero ni siquiera me atrevía a preguntar, me pareció obvio que no tenía ninguna esperanza contigo...


Me parecía que era el final, estaba lista para que fuera el final... pero para mi sorpresa, fue el principio.


Silencios

¿Por qué hay tantos silencios?

¿Por qué estas brechas de espacio-tiempo que nos interrumpen, nos alejan?

Te siento rara, distante, ¿qué sucede?

Es miedo, seguramente. Otra vez el maldito miedo que nos carcome a las dos, que no nos deja ser libres. Si los prejuicios sociales no fueran tan fuertes, tan importantes…

Pones una cara feliz en el Messenger y dice que no pasa nada, pero de nuevo hay otro silencio, y otro, y otro.

¿Cómo sabes que piensas en verdad?

¿Y si ya no me quieres? ¿Y si nunca me has querido? ¿Y si yo perdí en el juego y me clavé de verdad?
Otro silencio

2 de abril de 2009

Empecé por extrañarte...



Iba por ahí soñando despierta como acostumbro, pensando en ti... lo que es nuevo pero comienza a ser natural, cuando una canción me llamó. Una canción típica romántica en español de las que normalmente odio pero hoy... hoy es perfecta: dice justo lo que siento por ti, lo que sentiré pronto y lo que terminaré pidiéndote.


Te extraño, empiezo a necesitarte, quiero que te quedes conmigo.

31 de marzo de 2009


Decidimos hacerlo un juego para evitar complicaciones, incluso, en el fondo, para que no hubiera distanciamiento. Yo no quería perderte y tú disfrutabas de la situación. ¿Egoísmo? Sí, las dos teníamos nuestras buenas razones egoístas.

Pero el punto ahora era decidir a quién le contaríamos. Teníamos nuestras amistades con quien sincerarnos y que nos dieran consejos, pero había dos personas en común en nuestra vida, dos personas a quienes podríamos lastimar o no, que podrían comprenderlo… o no. era mejor mantener el secreto.

Y sin embargo los días pasaban y me daba cuenta que esto no funcionaría. Yo no podía verlo como un juego, ¿acaso podrías entenderlo algún día? Esto era nuevo para mí, mucho más intenso que todo lo que viví antes. Tenía miedo y curiosidad, quería saber hasta donde podía llegar esto. Pero tú seguías con tus barreras, escabulléndote por el lado de las fantasías. Si supieras que cada noche sueño contigo…

Te quiero, te lo digo en cada despedida. Y respondes lo mismo, aunque no es igual. Me gustaría saber tanto que piensas, que pasa por tu cabeza. ¿Realmente no me quieres? ¿No te gusto nada? ¿O es miedo? No te culparía si tuvieras miedo, nuestro futuro no será fácil, pero ¿no sería mejor pelearlo juntas a vivir por siempre separadas con la duda enterrada en el corazón?

Creo que jamás sabré si me has querido, jamás sabré que he sido para ti. Tal vez, después de todo, si sea esto sólo un juego.

Te quiero, yo lo sé, ¿pero cómo saber que tú sientes lo mismo?

25 de marzo de 2009

Me seduces


Me llamas con tu cuerpo, con tu alma, con tu piel deliciosa; gritas mi nombre reclamandome tuya. Me tomas y con tus alas me elevas, me muestras la belleza del cielo y las estrellas y me traes de regreso a salvo junto a ti para descansar en tus brazos y sobre tu pecho. Tus palabras, tus dulces palabras me conquistan, me despiertan, me alimentan y me reparan.

Eres lo que he soñado, mucho más, eres mejor que mis sueños más fantásticos.

21 de marzo de 2009

Fantasías Lunares



Te deseo.

Como nunca antes desee a nadie, te deseo.

Pienso en tu piel suave, delicada, tersa, resplandeciendo a la luz de la luna. Tu cuerpo frágil, sensual, femenino, extendido sobre esas sábanas blancas. A pesar del frío de la noche, hay un calor infernal entre tú y yo que estamos ahí, separadas por escasos centímetros, viéndonos a los ojos.

Puedo sentir tu tensión y casi veo la indecisión que te invade. ¿Debemos dar rienda suelta a nuestros impulsos o debemos mantenernos a raya, siguiendo las reglas sociales?

Pero, ¿acaso alguna vez me interesaron esas reglas? No, al diablo, ¿qué más da? Te quiero, te deseo, anhelo cada parte de ti. Y sin pensarlo te beso con toda la pasión y la furia que llevo dentro en un intento de que formemos un solo ser, que nos unamos en una persona. Y tú correspondes a ese beso y me abrazas, me tomas, me dominas.

En menos de un segundo pones tu mano sobre mi pecho y me empujes hasta dejarme boca arriba. Estas encima, jugueteando, disfrutando tanto como yo. Tus manos se mueven libres por mi cuerpo, como si siempre lo hubieras conocido, como si supieras que te pertenecía. Ahora me haces tuya. Con tu mano deslizándose por mi pecho, por mi estómago, desnudándome.

Y la pasión me avasalla y me impulsa. Giramos, me pongo sobre ti y busco con impaciencia ese lugar que te haga llegar al éxtasis total. Te oigo gemir, respirar apresuradamente, mientras tu pecho sube y baja con rapidez.

Eres mía, lo siento, porque ahora somos una, porque estamos unidas. Nuestros cuerpos abrazados se fusionan.

Y te sigo deseando, cada vez más.

18 de marzo de 2009

Miedos



Me gustaría pensar que es de esperarse que no te quiera como tu a mi, después de todo yo antes de todo esto te veía como un amiga muy especial, una extremadamente especial a la que le contaba cosas que no he contado desde hace años, una amiga a la que le tuve una confianza inesperada que jamás había pensado posible…

De alguna manera desde el mero principio te vi como una persona admirable, alguien que tenía muchas cosas deseables, alguien que quería conservar siempre y entonces decidí que serías mi amiga; te sentí mi alma gemela, alguien a quien de alguna manera conocía desde siempre, me eras familiar, parte de mi misma, indispensable.

Me permití soñar contigo al saber de tus sentimientos, quizá hubiera llegado ahí yo sola con el tiempo pero saber de ti aceleró todo… y lo aceleró vertiginosamente, mis sentimientos y mis pensamientos se confundieron, mi corazón frío y resignado comenzó a latir y sentir y de repente todo era mil veces más potente, aquello que me ponía feliz ahora me ponía eufórica, aquello que me entristecía ahora me deprimía.

Creo que jamás había estado tan confundida.

Disfruté nuestras fantasías pero me daban miedo, siendo realistas no estamos precisamente en el mundo respetuoso y liberal que vería bien nuestra relación y me da tanto miedo afrontarlo; por otro lado está ese retrato que desde hace años guardo en mis pensamientos: un amoroso marido, hijos cariñosos, un perro y la casa de mis sueños; protegida, segura, amada, eternamente enamorada de mi mejor amigo… no estoy lista para dejar ir ese sueño aún.

Además te tengo miedo, no te conozco, no sé quien eres en realidad; mis paranoias de antaño y las nuevas se juntan en teorías fantásticas que relatan bromas pesadas, venganzas y juegos sádicos. La razón atormenta al sentimiento y lo calla, no tengo por qué confiar en ti, tanto como no tienes por que confiar en mi y esto lo hace todo peor, ¿por qué confías en mi?, ¿por qué me quieres?, ¿por qué te gusto?, no veo las razones por mi misma ni las veo en ti. Ya tenía en la mente que si alguien me viera con esos ojos sería por alguna apuesta idiota, no tengo nada que ofrecer, es imposible que pueda existir alguien que piense en mi de esta manera y por eso no te creo.

Pero al mismo tiempo, maldito corazón, me sigue traicionando haciéndome tenerte cariño, si esto fuera una broma como pienso, no podría dejar de quererte… aunque te entregue mi corazón y lo hagas pedazos, no podría dejar de quererte; pero entonces no entiendo qué me pasa.

En estos momentos de indecisión sólo tengo una idea clara:

Nunca he sentido el futuro, mi futuro, pero alguno debo de tener y por eso sueño. Idealicé a mi hombre ideal pero jamás esperé encontrarlo, tal hombre no podría existir, aún así me aferré en que la vida de una u otra manera me pondría frente aquella persona a la que estoy destinada, esa con quien seré feliz.

No seré una ciega ni una tonta, abriré bien los ojos y te daré una oportunidad, a pesar de mi estupidez te conoceré y veré si eres esa persona a quien he estado esperando… quiero que seas, necesito que seas. Si no lo eres te lo diré, haré lo que sea para que no esperes demasiado de mi y sea menos doloroso; pero si lo eres, tengo miedo si lo eres.

17 de marzo de 2009

Promesas secretas

El juego fue avanzando pero las reglas aún no se establecían. ¿Cómo saber hasta donde podía llegar contigo? ¿Cuáles serían los límites?

Tú me hablabas de tus fantasías con desenvoltura, haciendo planes para cuando yo fuera allá para realizar mi servicio social. Y yo me callaba todo. Quería poder hablar como tú, decir todo lo que pensaba, describirte cada uno de los momentos de mis sueños, pero una vez más tenía miedo de verte correr. Además, quería escucharte. Me gustaba la forma en que te expresabas de mí.

Pero insistías en que esto no era amor, era una simple atracción, algo que no debía ir más lejos, que no podía hacerlo. Yo pensaba distinto pues jamás había sentido lo que me despertabas, mas no te contradije, te dejé creer que estaba de acuerdo en todo, fingí contigo que esto sólo era un juego, que no involucraba sentimientos, que no había nada que temer.

Comenzabas a soñar, a ir más lejos. Planeamos cuando iría a tu ciudad. Yo quería que sucediera este año, quería verte ya, conocerte, demostrarte tu error: tú podías ser amada. Pero tú no querías, preferías que pasaran los meses, tenías cosas que arreglar. Volví a acceder, ya me estaba acostumbrando a hacerlo.

Luego vino la cuestión de si diríamos algo sobre esto y llegamos a la conclusión de que lo mejor sería que esto fuera sólo de nosotras dos, que nuestras amigas no se enteraran de nada, cabía la posibilidad de que no se lo tomaran bien, era mejor esperar.

Entonces pasó algo maravilloso: llegó mi cumpleaños y con él tres regalos. Primero, antes que nadie, me felicitaste con un mensaje que me cautivó, donde con sencillas palabras me deseabas un gran día, a pesar de que era de madrugada. Esa noche dormí con una sonrisa en la cara.

Al día siguiente estaba confundida. Platiqué con mis mejores amigas y les expuse la situación. Creí que me criticarían, que dirían que estaba loca, pero me apoyaron, me dijeron que siguiera adelante, y decidí hacerlo.

Esa tarde me conecté esperando verte y mi deseo se cumplió, mientras platicábamos de unas cosas y otras, sucedió algo extraño: te quedaste callada y de pronto mi teléfono sonó. Contesté y escuché una vocecita nerviosa, risueña. Al principio no entendí, pero de pronto todo fue claro: estaba hablando por teléfono contigo, estabas ahí. Me quedé helada, incapaz de decir algo coherente, y pronto se acabó el tiempo y colgaste. Corrí a la computadora aún con tu voz de campanitas resonando en mi cabeza y en mi corazón. Quería atesorarla por siempre.

El tercer regalo me lo diste en tu blog, donde pusiste un pequeño relato que me desconcertó enormemente. Tenía miedo, no entendí el final y creí que me decías adiós, que era tu manera de marcar terreno, de indicarme que no me ilusionara.

Una vez más, me equivoqué.

Un lindo día



Tenía planes para tu cumpleaños y esto lo arruina todo. Una llamada, un mensaje, un regalo... cualquier cosa te podría alejar de mi, incluso herirte.

Tengo una semana para convencerte que todo esta bien, que tu no eres el problema sino yo, debo hacerme menos atractiva, no debes quererme de esa manera pero debo conservarte cerca... a la vez la gran hipócrita dentro de mi desea que me quieras.

¿Qué hago ahora?

El diablito de la derecha dice "por qué no, eres linda, interesante e inteligente..." ¿yo?, ¿de dónde?, ¡me aburro como loca conmigo misma!

¿Sabes qué? esto es un error, mira, es muy fácil: ¡tu no me quieres! No nos conocemos. Tu no ves nada lindo en mi, ni deseas estar conmigo, ¿ves?, ¡clarísimo!

Pero la vocecita interna va: ¡tonta!, alguien por fin te observa, alguien por fin te dice esas palabritas por las que pasas tantas noches llorando, anhelando... al fin llegó y serás tan idiota si la dejas ir.

¡Cállate!, ¿qué no me ves?

Y a pesar de todo, este debate sucede en susurros porque hoy me siento bien... ¿bien? no, ¡genial! mejor que genial: hiper súper mega maravillosamente GENIAL, y es por ti.

... y no pude decírtelo.

He aquí, nosotras, platicando como ya es costumbre y tengo que inventar una patética excusa de respuesta: "es un lindo día y por eso soy feliz, shalala..."

... y sigo portándome linda mientras busco huecos en tus sentimientos convenciéndote que ya pasará, esperanzada en que el hecho de que yo aún no te quiera como tu a mi sirva como buen rechazo...

Otra vez mi yo interno gritando "quiéreme, suéñame, piénsame... sigue viéndome como tanto deseo" pero no, no me quieras: ¿marido?, ¿hijos?, conmigo no, obvio, soy chica, ¿ves?

... y entonces mi respuesta en tus palabras: "tengo corazón de condominio, esto dura hasta que me harte"...

soy reemplazable,
soy común,
soy una más…

... y terminó mi día feliz.

16 de marzo de 2009

Nuestra primera vez


Tenía miedo. Podía intentar fingir lo contrario, decirte que todo estaba bien, jurarte que no me iría, pero en realidad me moría de miedo. No sabía cuanto tiempo aguantaría ahí, haciendo como que nada pasaba, intentando esquivar el tema como si jamás hubiera pasado nada. Y sin embargo, antes de darme cuenta, el tema había salido a flote.

Yo me quejaba del viernes, ese día en el que había abierto la boca de más. Parecía tan lejano, y sin embargo no habían pasado más dedos días. Tú decías que te hubiera gustado ser más inteligente y entonces, a pesar de mis esfuerzos, me ganó la curiosidad y te pregunte por qué.

Y una cosa llevo a la otra y el tema, que tanto intentaba evitar, salió a flote. Tú querías hablar, querías dejar todo claro, yo sólo deseaba salir corriendo. Hubiera deseado ser lo suficientemente fuerte para alejarme de la computadora por unos días, semanas; pero no podía. Ahora me pedías analizar las cosas. No sé como, cedí. Yo nunca cedo, pero contigo no pude poner resistencia. Supongo que en el fondo quería saber que sucedería.

Entonces las cosas fueron dando un giro hasta que de pronto hablábamos de sueños entre nosotras, de fantasías que habíamos tenido. El deseo de acariciar nuestros cuerpos, de besarnos, de sentirnos, de fundirnos en una sola. Cuando menos me di cuenta te estaba leyendo con avidez, imaginando cada una de esas escenas que describías, pensando en la posibilidad de que fueran realidad. Me sentí deseada y me gustó.

Te conté mi sueño, con menores detalles por pena, por miedo a asustarte, a que te alejaras de mí. No quería perderte, no quiero hacerlo.

Esa noche me pediste que soñara contigo, y desde entonces no he dejado de hacerlo.

10 de marzo de 2009

Dudas


Anoche te tuve entre mis brazos, aunque fue sólo en sueños. Tenía miedo de despertar, de abrir los ojos, de perder ese aroma que me había quedado en mi mente.
Anoche, mientras dormía, pensé en la posibilidad de que fueras mía, de que pudiera llegar a amar a una mujer, y me gustó la idea. Fue como descubrir un nuevo mundo lleno de sensaciones nunca antes exploradas, de posibilidades que me revitalizaban.
Pero aún recordaba lo que habíamos hablado horas antes, tu suavidad para decirme que no estabas interesada, que no eras para mí, que era mejor no insistir en ello. La tristeza me invadió.
Y no obstante, algo me impulsaba a brincar de la cama y ver si estabas conectada ya, a esas horas de la mañana. Antes de darme cuenta ya había prendido el equipo y el modem. Inicio de sesión: no estabas. Mas había un mensaje ahí, enviado un par de horas antes donde, de una manera dulce, me decías que te sentías como el personaje de cierta novela y yo era el pobre diablo que jamás podría tenerla. Y al final, esa frase otra vez: no te alejes.
¡Como no alejarme! ¿Cómo no hacerlo si cuando te sentía cerca me volvía loca y tenía ganas de decirte que te quería? ¿Cómo no salir corriendo de la confusión que por dentro me provocabas? ¿Cómo no irme si era rechazada? ¿Cómo no hacerlo?
No sé cómo, pero no lo hice. Ahí estaba conectada esa noche, hablando contigo, jurándote que no me alejaría, que todo era una especie de confusión mía, que no me hicieras caso. Quería que estuvieras tranquila, que no te sintieras presionada y huyeras. Lo que más temía era perderte.
Y sin darnos cuenta, fue justamente así como empezó el juego.

La primera noche


Así de curiosa, así de impertinente, siempre presionando, queriendo- muriendo por saber más; así fue como supe.

“Es muy penoso” - podría no serlo
“nos afectará” - podría sorprenderte
“no te enojes conmigo” - lo prometo

Y en el ir y venir un pequeño presentimiento, un susurro que me decía al oído una conclusión basada en tus pequeñas palabras, pequeñas pero que encerraban sentimientos enormes.

“Te quiero demasiado” - ¿qué tanto es demasiado?
“más de lo que debo” - ¿dice lo que pienso?, pero nadie más me ha dicho antes esto, no puede ser cierto, es imposible… ¿pero porqué se siente tan bien?

Es un error… siento el corazón engrandecer
no me conoces… siento los ojos arder
no me ves como me veo… un hueco se va abriendo
si supieras, no lo dirías… y las lágrimas llegaron, cayeron incrédulas en completa negación, sintiendo la eterna melancolía; ya había decidido que éste día nunca llegaría, no puedo ser amada, no debo ser amada por nadie… si supieras, si tuviera la valentía de decirte…

“Te conozco” – imposible
“soy igual” – no lo creo, puedes ver que soy encantadora sólo porque entierro lo peor de mi, puedes darte cuenta de que no me quieres en realidad, que es un sueño del que despertarás y entonces verás lo que yo veo.

Ya no puedo dejar de llorar, no puedo detener este flujo de pensamientos confusos que se agolpan y torturan mis entrañas, tengo miedo y tengo miedo por ti entre más leo; no te quiero perder, no te vayas, no me dejes, no me niegues volver a tocar el tema, no me impidas necesitar que te quedes a mi lado ni me digas que yo no tengo asuntos sobre este tema.

“es doloroso” – ya lo voy sintiendo
“no te culparía si estuvieras enojada” – no lo estoy, déjame estar a tu lado; no me alejaré, no me alejaré… pero entonces tampoco tu te vayas...


Silencio, soledad, más lágrimas…


Mente maldita, arremolinan palabras, justificaciones y montones de razones todas apuntando al no pero en la noche... en el arrullo tranquilo de las respiraciones te pienso.

Aún con estas lágrimas, lamentando mis provocaciones, con el hueco creciendo imaginando tu dolor y tu confusión; si tan sólo estuviera a tu lado podría explicarte, podrías entender que no es posible, que no soy perfecta y mucho menos adecuada... pero en mis sueños el pequeño halago crecía hacia la esperanza, quizá, ¿porqué no?, quizá algún día si te veo, si te toco, termines en mi cama.



Fantaseo con tu cabello en mi rostro y mis labios buscando el calor de tu cuello con tu voz pequeña y tímida y tus nobles ojos cerrados sin expectativas. Fantaseo esas curvas bailando a mi tacto, retozando a escondidas un juego erótico; mis manos te sostienen y te llevan y te exploran ávidas por tomarte, por sentir tus pechos, tu cintura, tus caderas, tus piernas; despojándote de la ropa haciendo a un lado los estorbos y permitiéndome probarte. Por fin tu sabor, tu olor, tu calor, el sonido de tus gemidos, tus palabras, tu respiración y más profundo tus deseos, tu excitación, tus fantasías mezcladas con las mías y en mis manos y con mi lengua tu satisfacción.

Te llamé mía, por una noche, por un momento, fuiste mía...

Entonces, ¿porqué no?

Jamás había llegado tan lejos, aún así, que seas mujer como yo nunca ha sido el problema... entonces, ¿porqué el miedo, las dudas, las excusas?



A la mañana siguiente aún con la precaución de la noticia apenas me dejaste repetir tres palabras: una promesa, la única que he hecho con el corazón: ¡no me alejaré!

Conociéndote

Juego- juego
responde, dime
almas gemelas
quién te gusta
qué opinas-
leo- leo
risas
pienso
escribo- escribo
risas
más
más
más


noche
silencio
no tengo sueño
quiero quedarme
para siempre
riendo
jugando
jugando

9 de marzo de 2009

Búsqueda y encuentro


Fue un impulso,
la llamada desde algún lugar desconocido,
la curiosidad...
y luego tu,
tu inteligencia,
tu sentido del humor,
la atmósfera de confianza.

Mis palabras fluían sin obstáculos,
fue fácil, natural;
me fasciné contigo
y al final me viste
me sentí observada, estudiada,
explorada por ti
y me gustó.

8 de marzo de 2009

Primer encuentro


Interés, curiosidad, puro destino. No podría decidir que me llevó a esa página de internet, pero cuando menos me di cuenta ya me había inscrito y navegaba entre los diversos links que prometían horas de diversión.

De pronto llegué a ese lugar encantado donde estabas tú, aunque claro, yo aún no lo sabía. Para mí, en esos momentos, eras una persona más; una, de hecho, bastante pesada y un tanto engreída para mi gusto. Me caías mal porque te sentía tan superior, tan lejana, tan distante...

Tardamos meses en comenzar a llevarnos, todo gracias a un curioso intercambio de e-mails. A partir de ahí descubrimos cosas en común, y pasé a interesarme en ti, en tu mundo, en tu manera de pensar tan particular.

Y así, cuando menos me di cuenta te estaba confiando lo que sentía en lo más profundo; ese algo en lo cual no había pensado conscientemente y que sin embargo bullía dentro de mí. Tu reacción fue extraña, impredecible, como si estuvieras entre un sí y un no. Como si eso te sorprendiera. Como si te resultara imposible que alguien pudiera amarte.

Me confirmaste todo a la mañana siguiente cuando me escribiste que no podías quererme: tenías miedo.

MRO

7 de marzo de 2009




Inmensidad de suspiro

Eternidad de un tiempo

Pasión imposible

Condena de espacio

MRO