Así de curiosa, así de impertinente, siempre presionando, queriendo- muriendo por saber más; así fue como supe.
“Es muy penoso” - podría no serlo
“nos afectará” - podría sorprenderte
“no te enojes conmigo” - lo prometo
Y en el ir y venir un pequeño presentimiento, un susurro que me decía al oído una conclusión basada en tus pequeñas palabras, pequeñas pero que encerraban sentimientos enormes.
“Te quiero demasiado” - ¿qué tanto es demasiado?
“más de lo que debo” - ¿dice lo que pienso?, pero nadie más me ha dicho antes esto, no puede ser cierto, es imposible… ¿pero porqué se siente tan bien?
Es un error… siento el corazón engrandecer
no me conoces… siento los ojos arder
no me ves como me veo… un hueco se va abriendo
si supieras, no lo dirías… y las lágrimas llegaron, cayeron incrédulas en completa negación, sintiendo la eterna melancolía; ya había decidido que éste día nunca llegaría, no puedo ser amada, no debo ser amada por nadie… si supieras, si tuviera la valentía de decirte…
“Te conozco” – imposible
“soy igual” – no lo creo, puedes ver que soy encantadora sólo porque entierro lo peor de mi, puedes darte cuenta de que no me quieres en realidad, que es un sueño del que despertarás y entonces verás lo que yo veo.
Ya no puedo dejar de llorar, no puedo detener este flujo de pensamientos confusos que se agolpan y torturan mis entrañas, tengo miedo y tengo miedo por ti entre más leo; no te quiero perder, no te vayas, no me dejes, no me niegues volver a tocar el tema, no me impidas necesitar que te quedes a mi lado ni me digas que yo no tengo asuntos sobre este tema.
“es doloroso” – ya lo voy sintiendo
“no te culparía si estuvieras enojada” – no lo estoy, déjame estar a tu lado; no me alejaré, no me alejaré… pero entonces tampoco tu te vayas...
Silencio, soledad, más lágrimas…
Mente maldita, arremolinan palabras, justificaciones y montones de razones todas apuntando al no pero en la noche... en el arrullo tranquilo de las respiraciones te pienso.
Aún con estas lágrimas, lamentando mis provocaciones, con el hueco creciendo imaginando tu dolor y tu confusión; si tan sólo estuviera a tu lado podría explicarte, podrías entender que no es posible, que no soy perfecta y mucho menos adecuada... pero en mis sueños el pequeño halago crecía hacia la esperanza, quizá, ¿porqué no?, quizá algún día si te veo, si te toco, termines en mi cama.
“Es muy penoso” - podría no serlo
“nos afectará” - podría sorprenderte
“no te enojes conmigo” - lo prometo
Y en el ir y venir un pequeño presentimiento, un susurro que me decía al oído una conclusión basada en tus pequeñas palabras, pequeñas pero que encerraban sentimientos enormes.
“Te quiero demasiado” - ¿qué tanto es demasiado?
“más de lo que debo” - ¿dice lo que pienso?, pero nadie más me ha dicho antes esto, no puede ser cierto, es imposible… ¿pero porqué se siente tan bien?
Es un error… siento el corazón engrandecer
no me conoces… siento los ojos arder
no me ves como me veo… un hueco se va abriendo
si supieras, no lo dirías… y las lágrimas llegaron, cayeron incrédulas en completa negación, sintiendo la eterna melancolía; ya había decidido que éste día nunca llegaría, no puedo ser amada, no debo ser amada por nadie… si supieras, si tuviera la valentía de decirte…
“Te conozco” – imposible
“soy igual” – no lo creo, puedes ver que soy encantadora sólo porque entierro lo peor de mi, puedes darte cuenta de que no me quieres en realidad, que es un sueño del que despertarás y entonces verás lo que yo veo.
Ya no puedo dejar de llorar, no puedo detener este flujo de pensamientos confusos que se agolpan y torturan mis entrañas, tengo miedo y tengo miedo por ti entre más leo; no te quiero perder, no te vayas, no me dejes, no me niegues volver a tocar el tema, no me impidas necesitar que te quedes a mi lado ni me digas que yo no tengo asuntos sobre este tema.
“es doloroso” – ya lo voy sintiendo
“no te culparía si estuvieras enojada” – no lo estoy, déjame estar a tu lado; no me alejaré, no me alejaré… pero entonces tampoco tu te vayas...
Silencio, soledad, más lágrimas…
Mente maldita, arremolinan palabras, justificaciones y montones de razones todas apuntando al no pero en la noche... en el arrullo tranquilo de las respiraciones te pienso.
Aún con estas lágrimas, lamentando mis provocaciones, con el hueco creciendo imaginando tu dolor y tu confusión; si tan sólo estuviera a tu lado podría explicarte, podrías entender que no es posible, que no soy perfecta y mucho menos adecuada... pero en mis sueños el pequeño halago crecía hacia la esperanza, quizá, ¿porqué no?, quizá algún día si te veo, si te toco, termines en mi cama.
Fantaseo con tu cabello en mi rostro y mis labios buscando el calor de tu cuello con tu voz pequeña y tímida y tus nobles ojos cerrados sin expectativas. Fantaseo esas curvas bailando a mi tacto, retozando a escondidas un juego erótico; mis manos te sostienen y te llevan y te exploran ávidas por tomarte, por sentir tus pechos, tu cintura, tus caderas, tus piernas; despojándote de la ropa haciendo a un lado los estorbos y permitiéndome probarte. Por fin tu sabor, tu olor, tu calor, el sonido de tus gemidos, tus palabras, tu respiración y más profundo tus deseos, tu excitación, tus fantasías mezcladas con las mías y en mis manos y con mi lengua tu satisfacción.
Te llamé mía, por una noche, por un momento, fuiste mía...
Entonces, ¿porqué no?
Jamás había llegado tan lejos, aún así, que seas mujer como yo nunca ha sido el problema... entonces, ¿porqué el miedo, las dudas, las excusas?
A la mañana siguiente aún con la precaución de la noticia apenas me dejaste repetir tres palabras: una promesa, la única que he hecho con el corazón: ¡no me alejaré!
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