Tenía planes para tu cumpleaños y esto lo arruina todo. Una llamada, un mensaje, un regalo... cualquier cosa te podría alejar de mi, incluso herirte.
Tengo una semana para convencerte que todo esta bien, que tu no eres el problema sino yo, debo hacerme menos atractiva, no debes quererme de esa manera pero debo conservarte cerca... a la vez la gran hipócrita dentro de mi desea que me quieras.
¿Qué hago ahora?
El diablito de la derecha dice "por qué no, eres linda, interesante e inteligente..." ¿yo?, ¿de dónde?, ¡me aburro como loca conmigo misma!
¿Sabes qué? esto es un error, mira, es muy fácil: ¡tu no me quieres! No nos conocemos. Tu no ves nada lindo en mi, ni deseas estar conmigo, ¿ves?, ¡clarísimo!
Pero la vocecita interna va: ¡tonta!, alguien por fin te observa, alguien por fin te dice esas palabritas por las que pasas tantas noches llorando, anhelando... al fin llegó y serás tan idiota si la dejas ir.
¡Cállate!, ¿qué no me ves?
Y a pesar de todo, este debate sucede en susurros porque hoy me siento bien... ¿bien? no, ¡genial! mejor que genial: hiper súper mega maravillosamente GENIAL, y es por ti.
... y no pude decírtelo.
He aquí, nosotras, platicando como ya es costumbre y tengo que inventar una patética excusa de respuesta: "es un lindo día y por eso soy feliz, shalala..."
... y sigo portándome linda mientras busco huecos en tus sentimientos convenciéndote que ya pasará, esperanzada en que el hecho de que yo aún no te quiera como tu a mi sirva como buen rechazo...
Otra vez mi yo interno gritando "quiéreme, suéñame, piénsame... sigue viéndome como tanto deseo" pero no, no me quieras: ¿marido?, ¿hijos?, conmigo no, obvio, soy chica, ¿ves?
... y entonces mi respuesta en tus palabras: "tengo corazón de condominio, esto dura hasta que me harte"...
soy reemplazable,
soy común,
soy una más…
... y terminó mi día feliz.
Tengo una semana para convencerte que todo esta bien, que tu no eres el problema sino yo, debo hacerme menos atractiva, no debes quererme de esa manera pero debo conservarte cerca... a la vez la gran hipócrita dentro de mi desea que me quieras.
¿Qué hago ahora?
El diablito de la derecha dice "por qué no, eres linda, interesante e inteligente..." ¿yo?, ¿de dónde?, ¡me aburro como loca conmigo misma!
¿Sabes qué? esto es un error, mira, es muy fácil: ¡tu no me quieres! No nos conocemos. Tu no ves nada lindo en mi, ni deseas estar conmigo, ¿ves?, ¡clarísimo!
Pero la vocecita interna va: ¡tonta!, alguien por fin te observa, alguien por fin te dice esas palabritas por las que pasas tantas noches llorando, anhelando... al fin llegó y serás tan idiota si la dejas ir.
¡Cállate!, ¿qué no me ves?
Y a pesar de todo, este debate sucede en susurros porque hoy me siento bien... ¿bien? no, ¡genial! mejor que genial: hiper súper mega maravillosamente GENIAL, y es por ti.
... y no pude decírtelo.
He aquí, nosotras, platicando como ya es costumbre y tengo que inventar una patética excusa de respuesta: "es un lindo día y por eso soy feliz, shalala..."
... y sigo portándome linda mientras busco huecos en tus sentimientos convenciéndote que ya pasará, esperanzada en que el hecho de que yo aún no te quiera como tu a mi sirva como buen rechazo...
Otra vez mi yo interno gritando "quiéreme, suéñame, piénsame... sigue viéndome como tanto deseo" pero no, no me quieras: ¿marido?, ¿hijos?, conmigo no, obvio, soy chica, ¿ves?
... y entonces mi respuesta en tus palabras: "tengo corazón de condominio, esto dura hasta que me harte"...
soy reemplazable,
soy común,
soy una más…
... y terminó mi día feliz.
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