31 de marzo de 2009
Decidimos hacerlo un juego para evitar complicaciones, incluso, en el fondo, para que no hubiera distanciamiento. Yo no quería perderte y tú disfrutabas de la situación. ¿Egoísmo? Sí, las dos teníamos nuestras buenas razones egoístas.
Pero el punto ahora era decidir a quién le contaríamos. Teníamos nuestras amistades con quien sincerarnos y que nos dieran consejos, pero había dos personas en común en nuestra vida, dos personas a quienes podríamos lastimar o no, que podrían comprenderlo… o no. era mejor mantener el secreto.
Y sin embargo los días pasaban y me daba cuenta que esto no funcionaría. Yo no podía verlo como un juego, ¿acaso podrías entenderlo algún día? Esto era nuevo para mí, mucho más intenso que todo lo que viví antes. Tenía miedo y curiosidad, quería saber hasta donde podía llegar esto. Pero tú seguías con tus barreras, escabulléndote por el lado de las fantasías. Si supieras que cada noche sueño contigo…
Te quiero, te lo digo en cada despedida. Y respondes lo mismo, aunque no es igual. Me gustaría saber tanto que piensas, que pasa por tu cabeza. ¿Realmente no me quieres? ¿No te gusto nada? ¿O es miedo? No te culparía si tuvieras miedo, nuestro futuro no será fácil, pero ¿no sería mejor pelearlo juntas a vivir por siempre separadas con la duda enterrada en el corazón?
Creo que jamás sabré si me has querido, jamás sabré que he sido para ti. Tal vez, después de todo, si sea esto sólo un juego.
Te quiero, yo lo sé, ¿pero cómo saber que tú sientes lo mismo?
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