5 de abril de 2009

Cuando el juego terminó


Un rato en silencio, un rato y luego se alargó. Vi cómo te alejabas poco a poco, como todo se colocaba de tal manera que nunca teníamos tiempo para nosotras, ya no habían conversaciones para conocernos, ya las palabras se iban limitando a pequeños resúmenes y ya las ideas se iban enfriando.

Trato de recordar y sólo hay confusión... y malos consejos. Hice lo que cualquier tonta parecida a mi hace, me alejé para dejarte respirar convencida de no ser la indicada para ti; quizá la edad, las experiencias o solamente la personalidad. Te vi como un pájaro al que podría enjaular... Te vi como alguien que va descubriendo lo que tan desesperadamente quise advertir al principio, quizá ya te habías dado cuenta de lo tonta y aburrida que soy, quizá ya decepcionada habías decidido que yo no soy la que imaginaste, la que te atrajo en un principio.

Pero para mi empezaba a ser tarde, tu seducción me atrapó. Me conquistaste con las más dulces palabras, me llamaste tu musa y me hiciste desearte mientras sentía que te me ibas... y quise más, te desee y desee ser el centro de tu universo, tener toda tu atención y todas tus palabras, las que se me iban yendo.

No es justo que a una persona tan rota como yo se le trate así, no a ciegas... y yo ya no pude más. Tuve que desnudarme ante ti aún cuando eso me hacía vulnerable, tenías que ver mis miedos aunque con eso te alejara y perdiera. Tenía que enfrentar aquello que tanto ocultaba con respuestas vagas, creía que podía manejarlo, que iría lento pero no fue así, si ibas a quererme sería con los ojos abiertos, aunque en la apuesta final perdiera.

Fue un día muy doloroso, pero pensé que era mejor así, antes de que también quedaras atrapada, antes de que nuestros planes fueran cada vez más reales; incluso mi cobardía retrasó el momento pero estuve segura que había sido mejor así. Tenía cientos de excusas para ello y ninguna coherente pero todas listas para usarse como dardos a ver si alguna atinaba al blanco.

No hubiera podido culparte si decidieras dejar de quererme, si huyeras de mi sintiéndote decepcionada o asqueada; no hubiera podido culparte porque entre nosotras la que mentía era yo. Deseaba pensar que había algo que rescatar de las cenizas que quedaban pero ni siquiera me atrevía a preguntar, me pareció obvio que no tenía ninguna esperanza contigo...


Me parecía que era el final, estaba lista para que fuera el final... pero para mi sorpresa, fue el principio.

1 comentario:

Ale dijo...

Las amo <3

Como son, por lo que son...

Las admiro demasiado ...

Y confio en que superaran los miedos ...

Las amo, chicas.