16 de abril de 2009

Sueño...




Voy deslizando mis labios por tu cuerpo amando cada poro que recubre tu alma. Paladeando tu sabor conforme tu pecho sube y baja precipitadamente.




Mi mano se cuela entre los pliegues de tu blusa, acariciando tus senos con suavidad y violencia. Me deshago del estorbo de los botones, de la incomodidad de la ropa que te reprime, de ese brassiere que te aprisiona. Y tus senos quedan al aire, llamándome, impulsándome a besarlos, lamerlos, morderlos hasta que tus pezones se endurezcan y gimas. Mis dedos bajan a tu falda, buscando la manera desesperada de quitarla de en medio mientras la exitación nos consume. Por fin libres de telas puedo subir y bajar por tu cuerpo al compás de una danza pasional donde lo único que importa es llevarte al Edén. Mi mano se detiene a la altura de tu muslo y va subiendo hasta detenerse en ese sitio que te provoca placer. Y te acaricio mientras nuestros labios se encuentran, mientras tu cuerpo se agita, mientras tu corazón se acelera. Te excito, aumento la velocidad, me entrelazo entre tus piernas, te susurro justo lo que deseas oír y...




... ah ...




Tu cuerpo yace sobre las sábanas húmedas, suave, terso, aún agitado.


Mis dedos continuan recorriendo tu pecho con ternura. Una simple caricia para hacerte saber que estoy aquí.




Tus ojos se van cerrando, muertos por el agotamiento físico.


Me acerco para besarte de nuevo.


Exhalas un último suspiro.




Estás dormida.


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