14 de abril de 2009

y ahora...


Increíble... maravillosamente increíble.

Tras todo ese miedo vino el alivio desde tus palabras aceptándome y aún queriéndome.

Sin nada más por esconder, estuve lista para quererte... para permitirme aceptar lo que me habías estado diciendo.

Soy una terca, una desconfiada y una tonta... y así me quieres.

Aún quedaban pequeños vestigios del miedo en forma de pena, tras tantos años en los que no se me permitió mostrar cariño ahora resultaba incómodo verme a mi misma diciendo ciertas cosas; quizá aún más inseguridad inexplorada, pero sabía que poco a poco llegaríamos a un punto en el que ambas pudiéramos vivir lo que sentimos.

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